viernes, 8 de enero de 2010

Falsas apariencias: La trufa blanca

Quien juzgue el sabor de la trufa blanca según su aspecto, ni sospecha que se trate de un manjar al alcance de pocos bolsillos. Sin embargo quien se pare a olerla descubrirá el aroma que desprende y quien la pruebe, hallará en ella un sabor indescriptible. Sin duda las apariencias engañan. Aquí entra en juego la figura del docente. Su labor como profesor es la de enseñar, sin olvidar que tienen que alentar a todos aquellos que lo necesiten. Olvidar prejuicios, primeras impresiones, falsas apariencias…y tratar de ayudar a aquél alumno más problemático.
Cada situación requiere de una medida, es decir, un alumno necesita que se le exija y otro que se le anime. Lo importante es que nunca se pierda la confianza. Ellos lo intuyen y repercute inevitablemente en su comportamiento. Muchas personas ignoran que sus capacidades duermen, ya que nunca nadie les advirtió de la existencia de éstas, con un simple “muy bien, me ha sorprendido”, “qué bien lo has hecho”, “sigue así”, “tienes talento”…habría servido. Albert Einstein suspendió en física a los 16 años de edad, además su profesor aseguró que nunca llegaría a nada. Lo cierto es que su maestro se equivocó, ya que años después recibiría el Premio Nobel en física. Con la confianza se abren puertas para el alumno, entran la posibilidad de cambio y de mejora, dando lugar a nuevas oportunidades. Cuanta más confianza se deposite en los alumnos, mayor capacidad de respuesta se tendrá por parte de estos. De la otra forma se limita el campo de actuación, oprime, restringe, coarta…Es importante insistir en ello. Todos y cada uno de los grandes personajes de la historia de la humanidad tuvieron un mentor, guía, madre, padre, tío, cuñado e incluso enemigo que confió en sus posibilidades.
Se cuenta que Einstein no sabía nadar y tenía un pésimo sentido de la orientación, a pesar de ello le gustaba pasar los ratos libres sobre un velero de pequeñas dimensiones. Esto fue posible "a costa de su prodigiosa confianza en sus capacidades y su férrea voluntad", aseguraban sus amigos. Es fundamental, en la medida que sea posible y sin pecar de necios, confiar en los demás. Algo que he aprendido de mi corta experiencia es “piensa bien y acertarás” además de esto añadiría: “y ganarás”. Ganarás amigos, cariño, respeto, aprecio, sorpresas, ilusiones…

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